martes, 27 de noviembre de 2012

Fijismo, creacionismo y sus dilemas


Aristóteles (384-322 a. C) fue un conocido filósofo cuyo padre, Nicómaco, había estudiado medicina, por lo que desde joven se interesó por este mundo, en especial en los temas de anatomía y disección. Creía en el fijismo (teoría que dominó durante unos 2000 años, su máximo representante es Linneo), el cual va unido a la corriente metafísica que afirma la inmutabilidad de la esencia de las cosas (Platón). A menudo Aristóteles es considerado uno de los fijistas más importantes de la historia  que sostenía que, puesto que todo tiene su esencia y todas las esencias son fijas, entonces las especies también lo son, incluida la humana. Dicho con otras palabras, los individuos nacen y mueren generación tras generación, pero las especies permanecen invariables. Las especies serían, por tanto, inmutables, tal y como fueron creadas, y los fósiles,  restos de los animales que se extinguieron por diversas causas de la naturaleza.

Esta tesis propuesta, tuvo algunos roces con la Iglesia, por lo que tuvo que ser modificada más tarde; sostenía una teoría creacionista (prácticamente igual a la fijista pero creada un tiempo después) que seguía la interpretación literal del libro de Génesis. Según esta, además de la creación definitiva de todas las especies, Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza, y explicaba el origen de los fósiles en desastres divinos que hacían que se extinguiesen algunas especies, pero entonces Dios volvía a actuar para que aparecieran otras nuevas, similares a las anteriores.

Hoy en día, en pleno siglo XXI, hay algunos países que imparten este tipo de enseñanza en los colegios y se niegan a explicar el resto de teorías, mucho más coherentes y actuales, debido a que si esto fuera aceptado, parte de aquello que transmite la religión se derrumbaría. Lo peor es que todavía existe gente que no acepta la evolución de las especies, prefieren creer lo que les dictamina una institución corrupta y falsa (sin ánimos de ofender a nadie). ¿De verdad es coherente que una entidad divina creara a un hombre del barro y a una mujer de una costilla de este? Y en ese caso, ¿qué pasó después? 


Voy a contar unas pocas líneas una anécdota que me ocurrió cuando era una niña de primaria de apenas 10 años, y que no se me olvidará en la vida: cierto día en clase de religión, la profesora nos estaba contando la historia de Caín y Abel, los hijos de Adán y Eva según la Biblia. Se me ocurrió preguntar al final de la clase, sin que el resto de compañeros me oyeran,  cómo habíamos podido llegar al mundo el resto, si Adán y Eva solo habían tenido dos hijos y ambos eran varones. Nunca obtuve contestación. 
Si una niña de 10 años puede poner en duda el creacionismo defendido por la Iglesia argumentándolo, ¿es una teoría fiable? No lo creo.

Sinceramente, no barajo la posibilidad de este tipo de teorías como posible origen de las especies, así que prefiero creer en otras más fiables bajo mi punto de vista. Como dice el famoso refrán, "una imagen vale más que mil palabras".









1 comentario:

  1. Bien Eva: una entrada amena y ligera. Correcto.
    Hubiera estado bien profundicar en la aportación de un naturalista que nombras: Linneo.
    Saludos.

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